En esta ocasión nos adentramos en el Parque Natural de Despeñaperros, a menos de una hora desde la capital jiennense, en busca de la berrea, mediante una actividad organizada por el Hotel Mesón Despeñaperros.
Podemos calificar la ruta con una dificultad media ya que, aunque el camino es sencillo, discurre a través de 12 kilómetros con algunas subidas moderadas.
Para desarrollar esta actividad te recomendamos llevar calzado cómodo y sobre todo ir equipado con unos prismáticos que te permitan localizar y contemplar este fenómeno. Es fundamental realizar el menor ruido posible para no ahuyentar a los animales.
Para esta ruta os vamos a dejar dos puntos de referencia, uno que hace referencia al Hotel Mesón Despeñaperros y otro que marca el lugar donde empezamos la ruta hasta el Castillo de Castro Ferral.
Como siempre, en el mapa de nuestra ruta podéis encontrar todos los puntos citados.
La actividad: V jornadas de la berrea y las carnes de caza
El mesón llevaba varios años organizando estas jornadas, concretamente en este año se celebraba la quinta edición. Constaba de recepción con merienda, charla introductoria a la berrea, ruta senderista con dos niveles de dificultad y cena temática con los sabores de las carnes de caza.
Tanto la charla introductoria como la ruta senderista estaban impartidas y dirigidas por la empresa TURIMED. Nos encantó realizarla acompañados de Agustín.
El precio del evento, 29,90€ los adultos y niños gratis, nos pareció más que razonable para la calidad de la actividad. Además ofrecían algunos packs con alojamiento. Todo ello con total seguridad, cumpliendo con las medidas necesarias ante el Covid-19.
Merienda y charla introductoria a la berrea
La actividad comenzó a las cinco de la tarde por lo que nos trasladamos a Santa Elena, lugar donde se encuentra el mesón. Una vez allí, acompañados de un buen café y un riquísimo bizcocho, Agustín nos dio unas nociones básicas acerca de la berrea, los diferentes tipos de cérvidos que encontramos en el parque y como diferencias unos de otros.
La berrea, muy a grandes rasgos, es el periodo de celo del ciervo. Este período se inicia a comienzos de otoño (normalmente a finales de septiembre), cuando los machos se encuentran en su máximo esplendor e intentan adueñarse de un territorio y del harén de hembras que residen en el mismo. Las demostraciones de poder de los machos incluyen berreos y luchas en las que utilizan su cornamenta. Es por ello que normalmente la berrea se escucha y no se ve de cerca ya que supone un riesgo para el observador (de ahí la recomendación de los prismáticos). Las astas, principal arma del macho, caen en marzo y vuelven a crecer regenerándose completamente, repitiéndose este proceso anualmente.
En el Parque Natural de Despeñaperros podemos encontrar tres tipos de cérvidos: el ciervo, el gamo y el corzo. No vamos a entrar mucho en detalle, ya que no es el objetivo de esta entrada, pero sí comentaremos que es fácil diferenciar unos de otros si nos fijamos en varios aspectos como por ejemplo tamaño y pelaje. Pero si hay algo que caracteriza a cada uno de los cérvidos sin duda es la cuerna.
De este modo, al igual que tenemos la berrea del ciervo, existe la ronca del gamo y la ladra del corzo, épocas de celo para cada uno de los cérvidos encontrados en el parque.
Ruta de la Berrea al Castillo de Castro Ferral
Una vez que teníamos asentados los conceptos básicos acerca de la berrea nos trasladamos en coche hasta el punto de inicio de nuestra ruta de senderismo, a escasos 10 minutos desde el mesón. La idea de esta ruta era escuchar la berrea y con suerte poder contemplarla. No tuvimos la oportunidad de verla pero si es verdad que era muy sencillo escucharla.
Existían dos modalidades a elegir para llevar a cabo esta ruta. La primera opción era una ruta más sencilla, de 4 kilómetros, ideal para niños y personas que no quisieran realizar mucho esfuerzo. La segunda opción era una ruta más larga de unos 12 kilómetros indicada para personas que querían adentrarse más y que llevaba hasta el Castillo de Castro Ferral. Ninguna de las dos rutas eran circulares por lo que la iniciamos y finalizamos en el mismo lugar.
Nosotros, a pesar de ir con Gala, nos decantamos por la opción larga ya que estamos acostumbrados a este tipo de actividad y sabíamos que no nos iba a suponer ningún problema. Además, en esta ocasión, no éramos los únicos que porteaban niños así que Gala iba a tener algún que otro compañero.
El camino en general era bastante sencillo, con alguna pendiente muy moderada. A medida que nos adentrábamos en el paraje el sonido de los animales cada vez era más intenso y las vistas más salvajes y espectaculares.
Avanzando en silencio por el sendero, mientras comentábamos con Agustín algunos aspectos de la berrea en voz baja, llegamos hasta la subida al Castillo de Castro Ferral, quizás la parte más dura de la ruta, aunque la superamos sin problema alguno.
El Castillo de Castro Ferral, adelantado de Sierra Morena, se alza ocupando un lugar dominante al sur de la Peña de Malabrigo. En 1212, antes de la Batalla de las Navas de Tolosa, estaba ocupado por los musulmanes almohades encargados de custodiar el Desfiladero de la Losa, lugar por el cual el rey castellano Alfonso VIII pretendía cruzar Sierra Morena con sus tropas.
Los defensores de Castro Ferral, al ver aparecer las tropas de Alfonso VIII, se replegaron hacia al sur dejando la fortaleza en manos cristianas. Parece ser que el motivo de esta retirada era una maniobra para atraer a las huestes cristianas a una emboscada preparada en el Paso de la Losa, en cuyas alturas se encontraban las tropas almohades.
A día de hoy solo quedan unos restos de la fortaleza pero sin duda merece la pena visitarla para contemplar las maravillosas vistas de la zona.
Desde ahí, acompañados por una brutal puesta de sol, nos dispusimos a hacer el camino de vuelta, llegando hasta nuestro vehículo y regresando al mesón para la cena.
Cena con carnes de caza
No era la primera vez que comíamos en el mesón así que sabíamos que la cena prometía pero, sin duda, superó nuestras expectativas.
Comenzamos la cata con los aperitivos, a cuál más sabroso. Inicialmente nos sirvieron paté de ciervo artesano con cebolla caramelizada y tomate confitado.
Seguidamente aparecieron en la mesa unas miniburguer de corzo en pan de ochío junto con chutney de tomate y queso de cabra.
Para acabar con los aperitivos degustamos unas croquetas de gamo con mermelada y pimientos verdes.
De ahí pasamos a los platos principales. Probamos las dos opciones, brocheta de muflón a la parrilla con cous-cous de curry y carrillera de jabalí estofada al vino tinto con puré de batata asada. Simplemente espectaculares.
Como colofón final, tomamos de postre una exquisita tarta de queso con emulsión de aceite al romero y frutos rojos.
Recomendaciones y consideraciones finales
Aunque no pudimos ver la berrea, mereció mucho la pena internarse en el parque teniendo como banda sonora “el canto” de los ciervos. Fue una experiencia muy bonita.
Merece la pena hacer la ruta larga para llegar al Castillo de Castro Ferral, sobre todo al atardecer ya que a esa hora, con esos matices de luz y con esas vistas la visita adquiere un carácter muy especial.
No olvidéis llevar prismáticos y calzado cómodo. También recomendamos ir equipados con algo de abrigo ya que cuando el sol se va refresca bastante en el parque en estas fechas.
Fue la primera vez que coincidimos con TURIMED y la verdad que terminamos encantados con ellos. Gente muy preparada y agradable para realizar este tipo de rutas.
En lo que respecta a la organización del evento, merienda y cena, el Mesón Despeñaperros estuvo de diez. Si aún no habéis estado os recomendamos ir a degustar sus platos. La relación calidad/precio es impresionante. Además, se encuentra en Santa Elena desde donde podéis realizar otras de nuestras rutas como por ejemplo la de la Cascada de La Cimbarra, El Cimbarrillo y el Negrillo.
Bonus track
Como en la actividad no pudimos contemplar ningún ejemplar, al volver a casa salió a despedirnos una amiga que iba con su pequeño (el cual no sale en la foto pero había pasado justo antes).